Si has decidido tomar una sesión de Reiki, ¡enhorabuena!
Si bien depende del practicante Reiki, una sesión presencial durará entre 30 minutos a 1 hora y será super relajante al grado de que muchos pacientes se quedan dormidos durante la sesión.
Se lleva a cabo en una camilla, completamente vestido, sin zapatos y sin metales ni relojes. Es posible que el terapeuta ponga música suave, incienso o prenda o una vela para generar una atmósfera de paz y tranquilidad que permita al paciente relajarse completamente.
En acuerdo del practicante y el paciente se puede dar Reiki tocando al paciente o poniendo las manos a una distancia de 5-10 cm del cuerpo del paciente. Sin embargo, por respeto jamás deberán ponerse las manos sobre los genitales del paciente tocándolos, en esas posiciones deberá ser a unos centímetros del cuerpo de tal forma que sea cómodo para ambos.
Creo que lo anterior es una buena base para que la terapia tenga éxito, hay comodidad, consideración y cuidado en la sesión, y esa sesión será realmente exitosa si, además, el terapeuta lo hace con amor. Desde mi perspectiva, lo que realmente cura es el amor.
Y en Reiki es fácil que así sea, la energía Reiki es energía de amor y si el terapeuta se mantiene en esa energía la sanación es una garantía.
Ahora bien, si estamos de acuerdo en que la enfermedad física es el resultado de muchas condiciones entre las cuales están los pensamientos, la actitud ante la vida, la alimentación, el autocuidado, los hábitos y algunas otras, quizá estaremos de acuerdo también en que una vez que se termina la sesión de Reiki será necesario hacer cambios en nuestra vida para que se mantenga la salud que se obtuvo en la terapia Reiki. De lo contrario, regresaremos a las causas de la enfermedad y ésta volverá a aparecer.
Por tanto, acercarte a tomar una terapia Reiki siempre es beneficioso, porque aún si no estás dispuesto a hacer los cambios necesarios para mantener la salud, al menos saldrás de ahí habiéndote relajado.
Así pues, ¡disfrútalo!
16/06/24