Cada meta, cada sueño, cada proyecto, tiene el potencial de llevarse a cabo, pero ¿Qué pasa cuando por más que lo intentamos no llegamos a manifestarlo?
En muchas ocasiones, tenemos los medios físicos, mentales y emocionales para hacerlo, pero algo bloquea, ya sea llevarlo a cabo, o bien, una vez hecho, disfrutarlo.
Cada nueva construcción requiere haber dejado atrás la anterior. No podemos vivir en una casa nueva, si no queremos dejar de vivir en la vieja.
Y no se trata de desechar lo anterior, sino de soltarlo con agradecimiento y alegría, conscientes de que lo nuevo es donde ahora debe estar nuestra energía.
Entonces, lo nuevo se ilumina, se llena de brillo y nos sentimos conectados a ello con alegría y podemos disfrutarlo.