Si no has oído hablar del Reiki, quizá deba comenzar por decirte, que es una técnica de sanación energética y espiritual que en general se hace a través de la imposición de las manos en el paciente.
Ahora bien, hay tres formas, de manera general, para acercarte al Reiki: Como practicante Reiki y dar terapias a otros, como paciente, y un tercero, que es el acercamiento como un camino de vida. Esta vez nos centraremos en este último.
El camino Reiki nos lleva de la mano hacia una vida feliz; desde el principio, nos ayuda a comprometernos a salir del drama y el victimismo y fortalecernos internamente para poner todo eso al servicio del mundo.
El compromiso que hace el practicante Reiki es el de convertirse en un canal puro y para ello hay que trabajar de entrada en el desapego.
El trabajo personal que se hace en Reiki es profundo y por ello mi recomendación es estudiar los 3 niveles con paciencia, es decir, un nivel a la vez, dejando el tiempo suficiente entre cada uno de ellos para integrar en la experiencia diaria los aprendizajes, para que estos no solo sean mentales sino desde la consciencia. Además de ello, no sabremos si hemos profundizado realmente si no nos exponemos a experiencias que requieran estas nuevas fortalezas.
No olvidemos que el camino es personal, absolutamente único, cada uno tiene su propio tiempo, sus ideas, experiencias, expectativas, creencias y deseos, así que el trabajo personal que se realiza a través del Reiki impactará áreas diversas en cada uno, pero no siempre las mismas de los demás. Así mismo, la información que se recibe en un curso de Reiki será reconocido (o no), e integrado de acuerdo con su cosmovisión y todo lo anterior.
Como inicio, desde el primer nivel, el desapego será la clave. Aprender a mantenernos fuera y al mismo tiempo disponibles en el servicio amoroso es uno de los retos más importantes. No le haríamos ningún favor a nuestros pacientes si no logramos mantenernos equilibrados, y nos enganchamos en nuestras expectativas, ideas, juicios y visiones sobre el paciente, la vida y lo que debería estar sucediendo, o peor aún involucrados mental y emocionalmente al grado de dejar de lado a nuestro paciente por entrar en nuestro propio drama personal.
Luego, en el segundo nivel, la clave será aprender a trabajar con la energía de manera más sutil y profunda y salir del espacio-tiempo para poder hacer envíos de Reiki a distancia.
Finalmente, en el tercer nivel, la clave es el compromiso por descubrir el maestro en sí mismo, reconocer herramientas y usarlas para nuestra autogestión y para el servicio al otro.
Si bien, cada nivel tiene claves generales, el practicante llegará tan profundamente como necesite para lograr con el tiempo, tener una vida feliz y ser un canal puro de la energía vital al servicio de sí mismo y los demás.
Si quieres saber más: contacto@anaelisamoreno.com.mx
07/05/2024