En el artículo anterior recorrimos las cartas del Tarot en su aspecto material, comenzamos con el viaje del Loco, el impulso que nos levanta, y pasamos por el Mago, la Sacerdotisa, la Emperatriz, el Emperador, el Hierofante, el Enamorado (los enamorados), el Carro, la Justicia, el Ermitaño y finalizamos el ciclo en la Rueda de la Fortuna. Hasta aquí hemos recorrido un camino donde tomamos del mundo, lo convertimos en idea, pensamiento, emoción y acción hacia afuera. Ahora veamos el recorrido de la segunda parte del Tarot, el comienzo de un nuevo ciclo que contiene todo lo anterior y con esa información y tomando del mundo, lo espiritualizamos, es decir, lo importante ya no es solamente ponerlo en el mundo materialmente y con ello “ganar” algo (dinero, prestigio, alegría…), sino que ahora “nos ponemos” en el mundo como fruto de ese trabajo.
La secuencia comienza con la Fuerza, está comenzando un nuevo ciclo y ha habido muchas experiencias pasadas que de las cuales puede reconocer su capacidad y su fuerza para resolver. Es posible que, sin embargo, que ahora tenga que mirar sus hábitos, sus instintos y trabajar con ellos, ha ganado consciencia de sí misma y ahora es el momento para poner atención a ellos. Al hacerlo, genera la fuerza que le permite avanzar más completa y enfocada hacia sus metas.
Ahora que se ha reconocido la fortaleza interna, es momento de detenerse y cambiar la mirada, ver las cosas desde otro lugar, así que el Colgado, al ponerse de cabeza se permite mirar las cosas desde otro ángulo, el cambio de perspectiva le permite descubrir significados diferentes sobre sus raíces, sus experiencias y sus creencias. Esta nueva mirada le dará claridad sobre asuntos que le preocupaban y estará mejor equipado para solucionarlos.
Ver desde otro ángulo, ha permitido la llegada del Arcano sin nombre para que haga la limpieza, deseando que se lleve a cabo de manera consciente y amorosa, porque de lo contrario, la limpieza deberá hacerse y quizá desde la rabia y la destrucción. El miedo a llevar a cabo la poda puede generar culpa y bloquear la transformación necesaria para continuar el camino. Ver esta etapa como necesaria y transitarla conscientemente, por el contrario, nos lleva a la sanación.
Al terminar la limpieza, es posible que el cansancio se haga presente, ha habido mucho movimiento interno. Así que la aparición de la Templanza refresca y cura. Es un periodo de tranquilidad, de sanación, en donde se nos recuerda que estamos acompañados por la divinidad durante nuestro camino. Nos invita a fluir, a ser moderados y templar nuestras emociones para que el descanso y la recuperación de la vitalidad sea efectivo, aún hay trabajo que hacer.
Es momento de mirar más adentro, más profundo, y con suerte sacar a la luz información del inconsciente, para esto llega el Diablo, nuestra sombra, la pasión, el descontrol y la falta de límites. Desde este lugar, no hay barreras para que se manifieste aquello que necesita salir para integrarlo. Todo ello también es parte de nosotros, y al reconocerlo, se vuelve nuestro aliado.
Con toda seguridad, haber descubierto e integrado la sombra hace que la Torre pueda destruir el error, las expectativas y sacar a la luz lo que estaba escondido y debía mostrarse. El evento parece una catástrofe hasta que comprendemos que debía ocurrir para liberarnos. La forma en que respondemos a este evento será la diferencia entre hundirnos o levantarnos sabiendo que nuestros cimientos, nuestra mente primordial es pura y luminosa. Y podemos celebrarlo.
Limpios y liberados la Estrella aparece, ahora estamos en nuestro territorio que puede ser físico, mental/emocional o espiritual, y desde ahí, embellecer el mundo. Todo está bien, todo fluye y nos sentimos exitosos, y eso nos abre a ser generosos y agradecidos, nos volvemos nutritivos. Sólo habrá que estar atentos a no caer en la nostalgia y seguir hacia adelante.
Ha llegado la noche, con su misterio para adentrarnos nuevamente en nosotros mismos, esta vez para encontrar la luz a través de la intuición. La Luna nos presenta un momento de escucha interna desde la cual llegar a contactar con nuestras características femeninas, ya seamos hombres o mujeres. La Tierra, la gran Madre cobijada por la tenue luz de la luna nos invita a activar nuestra sabiduría interior y poder ir más allá de las sombras. No estamos solos, la promesa de la mañana nos da la confianza para hacer el trabajo interno sabiendo que somos también receptores y no solo dadores.
Y entonces llega la luz. El viaje de iniciación que comenzó con el Mago comienza a dar los verdaderos frutos con el Sol. Lo construido anteriormente sigue vigente y bello, un buen trabajo, pero ahora, comienza una nueva construcción llena de luz y amor. El Sol representa la unión de las energías, tanto las opuestas como las complementarias en una nueva oportunidad que nos invita a una nueva vida, más consciente. El arquetipo del sol, que por siglos ha representado al padre, nos habla del nuevo patrón, listo para una nueva construcción. La pregunta es, entre todo lo deseado, ¿hacia dónde?
El Juicio te dice hacia dónde, es el llamado de tu alma. Para llegar a él es necesario desprenderse de todo lo vivido, comenzar de cero, ser nuevo una vez más, tomar las experiencias del pasado y renacer. Esta vez, tu esencia es la que hace el llamado, conecta con ella y extrae la información y así sabrás que aquello que ha estado esperando el momento correcto está listo para llevarte a la cima.
Todo camino culmina en el Mundo, el lugar en donde todo está ordenado, completo y equilibrado. Es el momento de disfrutar el ciclo que ha terminado, tomarse un descanso para saborearlo sabiendo que el siguiente ciclo está por comenzar y que será más elevado. Reconocer lo experimentado, lo trabajado y felicitarse por ello es vital en este momento de vida, porque es el impulso que nos lleva a lo siguiente.
Y ahí está nuevamente el Loco, listo para el siguiente viaje…
06/10/2024
