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Hablar de congruencia es fácil, si vamos al diccionario, lo que dice es: La congruencia es la conveniencia, coherencia o relación lógica que se establece entre distintas cosas. Puede observarse en la relación de coherencia que hay entre las acciones de una persona y aquello que predica.

Es decir, decimos que una persona es congruente cuando lo que piensa, dice y hace es equivalente.

Sin embargo, lo que vemos en nosotros y en los demás es que en general somos incongruentes ¿por qué?

Tenemos 3 dimensiones de comprensión de las experiencias: la física, a través de la cual vivimos la cotidianidad y que está informada básicamente por el conocimiento y los hábitos. En ella reaccionamos a los estímulos de manera automática. Por ejemplo, imaginemos que una mañana nos quedamos dormidos y al despertar nos damos cuenta de que si no nos apuramos llegaremos tarde al trabajo. En ese caso, saltamos de la cama, nos bañamos, y salimos apurados rumbo a la oficina.

La segunda dimensión es la mental/emocional, en donde nos explicamos la experiencia de acuerdo a nuestro contenido mental que está formado por nuestras creencias, experiencias, expectativas y deseos. En el ejemplo anterior, sería regañarnos porque llegaremos tarde y quizá vayamos a tener problemas con el jefe y entonces nuestra promoción tardará más; adicionalmente nos regañamos porque nos dormimos tarde viendo videos en el celular y a esos pensamientos le siguen emociones, quizá nos enojamos con nosotros, nos da miedo las consecuencias que podremos sufrir y terminamos con cierta tristeza por no lograr mejores hábitos.

Y la tercera dimensión es la espiritual, y que está informada por nuestro inconsciente, nuestra esencia y nuestro camino espiritual. En el ejemplo que estamos usando, la misma situación se convierte en camino espiritual, ahí comenzamos a hacernos preguntas para entrar en las profundidades de nosotros mismos ¿qué me está pasando?, ¿por qué y para qué me sirve esta experiencia?, ¿qué no estoy viendo? Y podemos darnos cuenta de que quizá tenemos miedo a lograr una promoción, o que no nos sentimos capaces o fuertes para mantener el éxito.

Así ante una experiencia determinada podemos hacer contacto con esas 3 dimensiones de comprensión o solo una, o dos. En el ejemplo anterior, podemos solo usar la comprensión física y salir corriendo al trabajo, o sólo la mental/emocional y enojarnos con nosotros mismos por el hecho y posiblemente solo la espiritual y preguntarnos ¿Qué hay detrás del evento?

Desde este lugar, la congruencia resulta difícil porque hay áreas que se nos escapan. Cuántas veces hemos querido cambiar hábitos y no hemos podido porque no hemos contactado con las 3 dimensiones de comprensión.

No esperamos que todos los eventos sean comprendidos a totalidad, pero si conviene que aquellos que resultan en situaciones dolorosas sean vistos desde todos los niveles.

En el acompañamiento terapéutico buscamos contactar los 3 niveles de comprensión para poder encontrar los puntos de congruencia o la falta de ella en nuestra experiencia de vida y descubrir la mejor manera de alinearlas para sentirnos completos y construidos.

En una sesión y ante una experiencia dolorosa, veremos la parte física y sus consecuencias, cómo nos explicamos el hecho y las emociones implicadas en él y qué aprendizaje encontramos que nos sirva para la vida, de tal forma que podamos encontrar la congruencia en nosotros entre lo que pensamos, sentimos y hacemos.

09/10/2024

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