Se dice que las transformaciones más grandes y duraderas se dan en las crisis.
¿Por qué?
Cada uno de nosotros tiene una cuota de dolor que es capaz de tolerar, así que con frecuencia vivimos con situaciones dolorosas que “soportamos” antes de hacer algo al respecto.
Hasta que un buen día, el dolor rebasó lo que podíamos soportar y decimos “basta”, nos rendimos y entonces comenzamos nuestro trabajo espiritual, poniendo atención a nuestras emociones, cuerpo, creencias y acciones.
Para eso “sirven” las crisis, para llevarnos hacia adelante, para revisar, cambiar, aceptar y al fin, sanar.
Y como seres en constante transformación, ocurren crisis varias veces en nuestra vida.
Varias oportunidades para dar otro paso adelante.
¿Adelante hacia donde?
Hacia una vida cada vez más significativa, plena y feliz.
El reto entonces, es ver las crisis como eventos positivos para la transformación y la sanación, en vez de obstáculos que nos hacen infelices.
Todo sirve, ¿no crees?