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Como hemos visto, técnicas de meditación hay muchas, y cada una tiene un propósito particular, por lo que es importante saber qué deseamos de la meditación para elegir la técnica correcta para nosotros en cada momento.

Hoy hablaremos de la meditación en movimiento, y de ésta hay también muchas formas de hacerla.

En términos generales, la meditación es una acción para el desarrollo de la consciencia, y como hemos visto, la consciencia es “darse cuenta”, es decir, la meditación nos lleva a darnos cuenta de nuestro interior, de nuestro entorno, y de nuestras reacciones, entre otras cosas.

La meditación en movimiento entonces es una forma de conectar y darnos cuenta de lo que ocurre en nosotros mientras nos movemos.

Una forma básica y hermosa de hacerlo es caminar en medio de la naturaleza, ya sea un bosque, la playa o un parque en una ciudad. Caminar lento, dándonos cuenta de cómo pisamos, sintiendo las sensaciones de ello y conectándonos con el entorno. Para ello, activamos nuestros 6 sentidos físicos (en la meditación, la mente es un sentido), así como la interocepción y ver lo que surge a través de cada uno de ellos, qué vemos, qué olemos, que pensamientos llegan, las sensaciones en la boca, qué escuchamos, cómo reacciona nuestro corazón, o la respiración, o nuestras vísceras; la temperatura, el movimiento, el contacto de nuestra piel con la ropa, de nuestros pies en el piso…observarlo todo dándonos cuenta de qué surge en esa observación, ¿emociones?, ¿pensamientos? ¿reacciones?

La base es estar atentos a todo lo que ocurre, pero sin crear historias sobre ello. Krishnamurti hablaba de la meditación como la observación de lo que es, y decía que era como mirar un paisaje, y en el momento en que decíamos “que lindo”, ahí justo, dejábamos de meditar.

Otra forma de meditación en movimiento es practicar yoga físico como hata, bikram, vinyasa, iyengar y ashtanga en donde los movimientos requieren plena atención de las posturas, la mirada y la intención interna. En este caso, no sólo desarrollas la atención y la concentración, sino que además trabajas áreas corporales para beneficios específicos.

Así mismo, el Qigong y el Tai-chi entran en este grupo aunque el movimiento es más sutil y energético.

La danza terapéutica también es otra forma de hacer meditación en movimiento y una muy buena. En este caso, se trabajan las emociones y la expresión de ellas a través de la libertad en el cuerpo, consciente del mismo.

¿Por qué elegir una meditación en movimiento? Para muchas personas sentarse en silencio durante un tiempo sin nada más que hacer puede resultar aterrador. Hace muchos años, cuando comencé a meditar platiqué con una persona sobre mi experiencia y el asombro que me causaba darme cuenta de tantas cosas sobre mi misma, mi cuerpo, mis emociones, mis pensamientos, mi energía, y esta persona escuchaba emocionada, hasta que comenté que en muchas meditaciones podía incluso sentir el latido de mi corazón…en ese instante, esta persona dijo que ella “jamás” quisiera sentirlo así y por tanto la meditación no era para ella. Entonces, una meditación en movimiento nos permite “hacer algo” en apariencia bajo nuestro control como caminar, hacer asanas o movimientos que libera a personas como las que les platiqué de la ansiedad de mirarse tan profundamente.

En todo caso, moviéndonos o no, meditar es un espacio para interiorizar en lo que somos, sentimos y pensamos, una valiosa herramienta para conectarnos a la vida desde la serenidad y la calma.

¿Tú que tipo de meditación haces?

12/12/2024

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