Cuando tenemos situaciones de estrés, surgen pensamientos y emociones que nos parecen naturales dados los acontecimientos y nos explicamos la situación desde nuestra propia visión. Sin embargo, en muchas ocasiones la respuesta que nos damos al estrés que vivimos no nos termina de hacer sentido y evidentemente seguimos repitiendo una y otra vez las mismas experiencias.
Es posible que esto suceda porque no estamos llegando a la causa primaria de nuestro estrés. El Reiki es muy beneficioso para llegar a ella.
Si recordamos que la enfermedad física es el último estado de un conflicto, es decir es la manifestación de nuestros conflictos mentales/emocionales y espirituales, para llegar a la causa y transformarla, será necesario adentrarse a las capas de pensamientos, estados emocionales, sentimientos, expectativas, creencias, percepciones y experiencias para llegar al conflicto que generó todo ello hasta llegar a la enfermedad física. Eso nos llevaría mucho tiempo y mucho esfuerzo. Y ciertamente no se trata de que algo nos lleve a la sanación sin pasar por el trabajo personal porque es este el que nos llevará en el camino a la solución por experiencias que nos permitirán fortalecer nuestros potenciales, desarrollar nuevas herramientas y descubrir nuestra voluntad y nuestro poder.
Lo que hace el Reiki es permitir que el conflicto salga a la superficie para poder verlo y trabajarlo. El Reiki lo muestra al liberar las capas que lo esconden para que toda esa información se pueda trabajar y sanar. Esta información nos permite reconocer el problema y solucionarlo a través de decisiones y acciones, es decir, no basta con saber qué está pasando, sino descubrir a través de un trabajo consciente, qué capa de nosotros mismos está involucrada en ese conflicto y que quiero hacer para solucionarlo.
El trabajo personal es básico porque eso nos da la oportunidad de curar el cuerpo y sanar otras partes de nosotros involucradas.
El Reiki, en este caso, aporta, con su energía de amor, la salida de todo aquello que no vibre en esa frecuencia, por tanto, es posible que luego de una sesión de Reiki aparezcan pensamientos, síntomas físicos y emociones que nos hacen pensar que hemos empeorado, y que, sin embargo, son la solución a la situación. Lo que no vemos no lo podemos resolver.
Muchas veces, en una sola sesión de Reiki podemos sacar a la luz la raíz del conflicto, en otras ocasiones, necesitaremos algunas sesiones más para llegar a la causa primordial. Esto sucede porque es posible que haya muchas capas que haya que quitar primero, como una cebolla, hasta llegar al centro.
Una vez que el Reiki liberó, la decisión de hacer algo al respecto es personal. Como ya hemos dicho en otros artículos, el Reiki siempre es efectivo, pero si regresamos a los mismos hábitos (físicos, mentales y emocionales) sin cambiar nada, es posible que volvamos a sentirnos igual que antes de la terapia.
Vale la pena entonces, atrevernos a movernos de donde estábamos y aprovechar la energía Reiki para poder ver lo que nos atora y solucionarlo.
23/10/2024