Como vimos en el artículo anterior, para meditar hay que comenzar por saber por qué queremos meditar y qué objetivo queremos alcanzar en la práctica y desde ahí podemos elegir los tipos de meditación que queremos probar para encontrar el/los que nos acomoden más.
Una vez que sabemos el objetivo que buscamos, comenzamos por buscar un tipo de meditación que nos parezca interesante probar. Si los pusiéramos en grupo, los tipos de meditación quedarían más o menos así:
Meditaciones de Atención plena.
Este tipo de meditación se enfoca en la atención en el momento presente manteniéndote consciente del entorno. Se basa en la observación de lo que se recibe a través de los sentidos (vista, olfato, gusto, oído, tacto) incluyendo la mente y por tanto los pensamientos. En este tipo de meditaciones la observación se hace sin conceptualizar, juzgar o criticar la experiencia sino solo como un testigo que observa lo que ocurre. Para las meditaciones de Atención Plena, es importante como primera base de observación el proceso de la respiración porque es el que nos mantendrá con más claridad en el momento presente. La observación de la respiración y lo que llega a través de los sentidos es la llave para mantenernos enfocados en lo que ocurre momento a momento porque esas sensaciones sólo ocurren en el momento presente, de otra forma solo es un recuerdo de lo que sentimos (pasado) o una idea de lo que podemos sentir (futuro) pero no se estarían percibiendo “en vivo”.
Algunos ejemplos de meditaciones de Atención Plena son Vippassana y Mindfullnes.
Meditaciones con enfoque
Ya sea a través de mantras, de koans, de observación de mandalas o de un objeto como una vela, estas meditaciones tienen como función el desarrollo de la concentración y la atención en una sola actividad y las sensaciones que surgen de ella. Lo interesante de estas meditaciones, en mi experiencia, es que trabajan a varios niveles: un primer nivel mental que “encaja” la experiencia en lo conocido y desde donde salen pensamientos al respecto (lo que es, lo que creo que es); un segundo nivel que ofrece una experiencia sensorial sobre aquello en lo que estamos enfocados (tensión, relajación, movimiento), y un tercer nivel en donde se limpia la “pizarra” mental y sensorial y entramos solamente a la consciencia desde la cual no hay forma de explicar lo experimentado.
Algunos ejemplos de estas meditaciones son las ofrecidas en las tradiciones hindúes, budistas zen y chamánicas, entre otras.
Meditaciones con visualización
En este caso, la meditación generalmente es guiada porque se busca un objetivo concreto en la visualización, ya sea mirar y resolver un asunto del pasado o proyectar una experiencia para el futuro, trabajar con un aspecto presente como la salud o las relaciones, o mirar alguna información de campos sutiles. Cualquiera que sea el caso, al buscar un objetivo se bloquea cualquier distracción del entorno y de la mente y puede llevarnos a tranquilizar la mente y relajar el cuerpo. Estas meditaciones pueden o no comenzar con una inducción que prepara al cuerpo y la mente en un trance semihipnótico desde el cual se puede acceder al inconsciente y trabajar allí.
Hay muchos tipos de visualizaciones, basta buscar en internet el objetivo que buscamos o bien elaborar nuestra propia meditación y grabarla para escucharla durante la meditación.
Meditación en movimiento
Estar en silencio, atentos al cuerpo y las sensaciones es lo básico en una meditación en movimiento. Para llevarla a cabo se pueden usar muchas técnicas incluso caminar en un parque en donde hay una gran riqueza de estímulos sensoriales, comprar en el super o lavar los trastes. De lo que tratan estas meditaciones es de mantenernos atentos en la observación de lo que ocurra en cuerpo mente y emociones sin juzgar, conceptualizar o describir. Son ideales para las personas que les cuesta trabajo mantenerse inmóviles y para quienes creen que no tienen tiempo para sentarse a meditar.
Ejemplos de este tipo de meditación es el yoga, qi gong, o la caminata.
Meditación espiritual
En este grupo entran las meditaciones que tienen como fin la unión con la divinidad, tal como la entienda el meditador. Por tanto, la oración, las plegarias, algunos mantras, la música sacra, y muchas otras son ejemplos de ellas. Prácticamente todas las culturas religiosas e incluso algunas tradiciones chamánicas tienen una forma de meditación en la que se pretende conectar con la Divinidad (Dios, dioses, arcángeles y ángeles, maestros ascendidos y cualquier ser que sea o provenga de la divinidad). Estas meditaciones en general son de alabanza o de solicitud.
Si bien este agrupamiento de tipos de meditación contiene cada uno muchas vertientes, puede servirte de base para comenzar a elegir el tipo de meditación al que deseas acercarte.
Nos vemos en el siguiente artículo donde hablaremos de las meditaciones de atención plena.
14/06/2024